Llevo varios días que apenas puedo respirar entre la universidad, un concierto cercano y otras cosas que han convertido mi vida en un huracán los últimos días.
Por ello, dedicar todo el puente de manera casi ininterrumpida a programar es sin duda algo muy jodido.
Que a falta de dos horas para que expire el plazo de entrega por un error tonto se te borre todo el trabajo es probablemente lo más terrible que puede ocurrirte.
Milagrosamente el editor de textos seguía abierto.
Me resultaría difícil explicaros la sensación de agobio hasta que descubrí que no lo había perdido. Pero aquí va un consejo que seguro que os ayudará en vuestra vida: haced copias de seguridad, siempre.