30 septiembre 2006

La canción del verano I

En este verano, además de estudiar, ha nacido un nuevo gusto por la música en mí. Me he apartados de los géneros mainstream para escuchar música más experimental y bastante poco asentada aquí en España y sobre todo en Andalucía. Sea como sea, he hecho una selección de las canciones que más han sonado en mis oídos este verano, como son bastantes, lo he partido en dos ediciones, la primera, es de música ambiental e intrumental.


Mark Isham – Sense of touch: Perteneciente a la BSO de la oscarizada Crash, para mí es sin lugar a dudas lo mejor de la película. Cuando la vi me di cuenta de que la emoción que me embargaba en algunas escenas se debía a la música, al final, en los créditos comprobé que el genio que me había hecho sentirme tan dentro del metraje era Mark Isham, al cual ya conocía. Me hice con la BSO, y efectivamente, me embargan las mismas emociones sin ningún tipo de imagen ni historia emotiva, se basta y se sobra sola. Una canción llena de buen hacer y delicadeza.




Channel light vessel – Train travelling north: A finales del curso pasado cayeron en mis manos los tres volúmenes de las recopilaciones de música New Age “Música para desaparecer dentro”. Yo los escuché con interés y devoción, un día me levante con una melodía de oboe en la cabeza de la cual desconocía el origen. Escuché de nuevo los tres discos y la reconocí en esta canción, entonces me empapé de la variedad y calidez sonora de la canción, llena de instrumentos que hacen su pequeño aporte a la homogeneidad general. Luego descubrí que el grupo lo forman grandes de la música New Age como Brian Eno, Kate St John o Bill Nelson. Se nota.




Ray Lynch – Celestial soda pop: A Ray Lynch lo recordaba de mi infancia, cuando mi padre escuchaba el disco de Diálogos y yo empezaba a apreciar la música. Le odiaba (junto a Van der graaf), no estaba preparado para su experimentalismo sonoro tan sampleado y a su uso casi exclusivo de sonidos sintetizados. Unos cuantos años después, en las recopilaciones Música para desaparecer dentro estaban incluidas algunas canciones suyas, ésta me hizo gracia por su nombre, luego la escuché, y el nombre ya es sólo una anécdota dentro de la sobria vitalidad con la que complementa los distintos sonidos de su sintetizador.




Chris Spheeris & Paul Voudouris – Enchantment: Otra joya de “Música para desaparecer dentro”. Sobre una base cimentada en una flauta de pan y una percusión simple más tardes secundadas por una guitarra y unos coros simples tejen una tela de magia melódica logrando finalmente el encantamiento.




Metamora – Through the woods: Una genialidad instrumental, con un piano acompañando demoledor, siguiendo su propia cadencia rítmica perfectamente encajada con el resto de la melodía. Pura vitalidad, con una pequeña pausa.




Billy Oskay & Michael O’Domhnaill – City nights: El americano Billy Oskay y el irlandés Michael O’Domhnaill sacaron en 1984 un disco llamado “Nightnoise”, cuyo nombre adoptaría posteriormente el grupo que formarían con Brian Dunning y la hermana de Michael, Triona, y que sería considerado por Ramon Trecet como el mejor grupo del mundo. Para muchos, ese fue el primer disco de Nightnoise. En City nights, Billy y Michael logran una canción simple y magnífica que no tiene melodía principal, tan sólo el piano en algún momento hace amagos de cobrar protagonismo, pero lo cierto es que toda la canción se sustenta en el equiprotagonismo del piano y los violines y en que ambos, a pesar de hacer continuamente melodías más propias de una acompañamiento, se complementan de tal manera que el resultado es una canción vibrante sin protagonismos, algo bastante difícil.




William Ackerman – Synopsis II: En las portadas de sus discos, William sale siempre acompañado de su guitarra, dando a entender que ese será el instrumento protagonista y de mayor calidad en sus canciones. Luego, en efecto, la guitarra es el instrumento más presente, pero en casi todas las canciones la utiliza para hacer una buena base rítmica o arpegiada. Es el caso de esta canción, en que la guitarra construye una sólida base melódica que se complementa con un piano descomunal y una melodía principal deliciosa que alcance su auge al final, épico. Esta sinopsis me deja con muchisimas ganas de ver la película, aunque se basta y sobra para saciarme.




Requiem for a dream: La autoría de esta canción es toda una incógnita, se dice que es de Howard Shore y que está extraída de la BSO de El señor de los anillos, sin embargo, no se encuentra en ninguno de los tres cds de esta, y según dicen en los comentarios de Goear, esta canción pertenece originalmente a la BSO de Requiem por un sueño y que su compositor es Clint Mansell, si alguien conoce toda la verdad sobre esta canción, que me la aclare, por favor. Mientras tanto, autorías aparte, la canción es una autentica maravilla, llena de intensidad y sabiendo dar inquietud en otros. Una obra maestra. (La versión que pongo para oir es más corta que la que tengo)




Sigur Rós – Starálfur: Los islandeses han estado todo el verano (y lo que les queda) en mi MP3 y en cabeza de todas mis listas de reproducción. Es difícil no ser absorbido por su música texturizada y pixelada, en la cual cada píxel en forma de instrumento o melodía es parte de un perfecto cuadro de sensaciones que traspasan el oído para llegar a objetivos más escondidos. Starálfur empieza con un piano que poco a poco se va impregnando de más instrumentos que van componiendo el cuadro, de pronto todo se para y vuelve a empezar, y una trompeta eleva la vitalidad para acabar en una preciosa apoteosis final con violines con la cual es imposible no sentir algo dentro.




Sigur Rós – Glósóli: En esta canción desde un principio se crea una experiencia sonora espléndida con varios sonidos chirriantes o no que acompañan a la melodía principal de la voz y que van uniéndose poquito a poco elevando a paso lento pero seguro el alma del que escucha para acabar en unos descomunales y eléctricos últimos minutos en que se vuela por encima de todo, como en el videoclip.




Mogwai – Hunted by a freak: Con Sigur Rós se me abrían los sentidos a un nuevo género musical, el post-rock. Avalados por la calidad de sus congéneres Mogwai se convirtieron en mi siguiente objetivo y cumplieron con creces mis expectativas. Esta canción (además de encantarme por su título) es otra homogénea mezcla de instrumentos y una heterogénea mezcla de sensaciones.




Mogwai – Killing all the flies: Al igual que en la anterior canción (y que en todas sus canciones) los escoceses componen su universo de percepciones y texturas con cuidados aportes instrumentales e incluso con una rueda de acordes que desafía el orden lógico (es inevitable sentir que el principio de la rueda es el acorde más bajo, y sin embargo, el principio es el alto). Hay una subida con distorsión con gran probabilidad de provocar orgasmos auditivos, avisados quedáis.

29 septiembre 2006

La envidia

Hace pocos días lloraba desconsoladamente porque me perdí un concierto de mis amados La buena vida. Dicen que ver al resto de gente igual de mal que tú consuela, debe de ser verdad, porque yo desee profundamente que en dicho concierto hubiese llovido, se hubiese suspendido y todos se fueran a casa tan desilusionados y jodidos como yo. No fue así, encima, parece que todos los asistentes quieran restregarme lo bien que se lo pasaron y han puesto varias canciones que demuestran con recochineo que fue un pedazo de concierto, todo el mundo cantando "Que nos va a pasar", el auditorio casi lleno y disfrutando (sí, Viole, sí). Ya no hay consuelo para mí.

Aquí tenéis la razón de mi tristeza (con mala calidad de sonido, eso sí):



Y si queréis ver más... grabaron otra los condenados.

Los planetas

27 septiembre 2006

Engañoso viajero

Demasiado sobado
y esquivo
se halla
el horizonte
que todos aspiramos alcanzar.
el lugar donde puedes mirar con orgullo el camino trazado.

Demasiado concurrido
nunca me he llevado bien con los empujones
ya encontraré maneras
de teletransportarme.

26 septiembre 2006

Mi año natural

La buena vida es un grupo de pop-indie donostiarra que tiene 7 álbumes en el mercado y un sitio importante en el panorama pop español. Eso suena muy bien. Suena importante. Pero La buena vida no son eso.

El último disco de La buena vida, Vidania, es sencillamente una delicia. Desde el principio el sonido te absorbe y transporta, te endulza y enternece, y a la vez de hace sufrir, te hace sentir. Pues en su sencillez, consiguen envolverte con un sonido cálido y unas letras tremendamente cercanas, tanto que es rara la letra que no te identifique y emocione de verdad.

Como ejemplo. Esta canción, tan jodidamente cierta ahora, después del mes de agosto.



Mi año natural

Y es que para mí
los años no comienzan
cuando el frío
azota la ciudad

Suele ser más tarde
tras el mes de agosto
cuando necesito madurar
recogerme en mi cuarto
a pensar lo que he hecho en el año
y descansar

Son tantos errores
y tantos contratiempos
que a veces no me quiero
levantar

Pero se superan
o al menos eso creo
de todas formas sólo queda intentar
no hacerlo de nuevo
y mejorar en todo lo que pueda
¿me ayudarás?

Madurar
recogerme en mi cuarto
a pensar lo que he hecho en el año
¿me ayudarás?



El caso es que el pasado día 25 leí en un periódico que actuaban en Córdoba... el día anterior, en un festival (presumiblemente gratuito). Actuaban al lado de Granada (casi nunca vienen a Andalucía), en una fecha fuera de examenes y aparentemente era un concierto gratuito. Aún sigo estirándome del pelo. No tendré más oportunidades así.

Página oficial de La buena vida

23 septiembre 2006

Mi patrimonio

La cobardía es patrimonio del interior de mi piel.

"Los poetas no pueden dar nada a los demás… sólo palabras". JOSE HIERRO.

¿Y si un día
me pides que sea un hombre
con todas sus letras
y afronte mis verdades
y me marchite la frente con ellas
hasta que sólo pueda refugiarme en un abrazo?
¿Y sí un día
me pides que dé la cara
por ti
por vosotros
por mí?

Entonces
cogeré un papel
y escribiré una buena cantidad de nada
que entregaré
antes de volver a un rincón
a esperar a que pase de largo el lobo feroz.

22 septiembre 2006

De vuelta a las vacaciones

Acabaron.

Aunque la pausa sólo durará menos de dos semanas, pero serán unos días tremendamente dulces, ya lo son, son mis vacaciones, mi verano. Ya soy como cualquier trabajador, tengo sólo quince días de vacaciones en verano, con la diferencia de que yo no voy a la playa a llevarme la cuidad allí y en definitiva, a seguir estando rodeado de masas. Pienso descansar, descansar de verdad, en mi pueblo, con mi familia.

Voy a darme todos los excesos que pueda, me voy a hinchar a ver películas, todas las que tengo pendientes, y a escuchar mucha música, y a jugar todas las partidas de consola que me debe el verano, y a tocar la guitarra (llevo veinte días sin tenerla en mis brazos, nunca me había separado tanto de ella, la echo demasiado de menos, es sin duda mi amor más verdadero), y a echar unas canastas con Jota y Pablo, y a leer, escribir y retomar el ritmo en este blog y en Ecos, y sobre todo a hablar con toda la gente que he echado tanto de menos, a salir de fiesta, a pisar la calle, y por supuesto, a dormir, quiero hincharme a dormir.

Y es que después de un exceso de estudio y presión, no hay nada mejor que un gran exceso de todas las cosas que me gusta hacer. La vida es como la alimentación, si tienes falta de vitamina C, hay que comer naranjas cada dos horas. Y en vacaciones hay que romper con la dieta. Eso sí, sólo durante quince días, luego hay que volver a una organización equilibrada y a mantener la línea, estudio y ocio. Ahora entiendo lo difícil que le resulta a algunos seguir una dieta para adelgazar.

Me voy a ver a Fiona, que tambien echaba de menos su rabia.