No lo entiendes. No quieres entenderlo.
No se trata de blancos y negros ni de izquierda o derecha. Me dan igual nuestros contrastes o que seamos dos rectas paralelas. Importas. ¿Acaso es necesario algo más?
Ambos sabemos que este no es el motivo, que los silencios son incomodos porque existe inseguridad y que los roces son frecuentes porque existe inseguridad. Hubiese sido tan simple que me mirases a la cara con sinceridad y me dijeses que estabas harto de mí, que no soportabas mi lloriqueo, ni mi paranoia, ni mi apego. Tan sólo negabas con la cabeza y me decías que todo estaba bien, pero no lo estaba, y lo sabes, no solo que yo sea paranoica o que tú seas más frío, antes te disculpabas cuando estabas borde y te preocupabas cuando nos peleabamos, incluso a veces eras cariñoso y sobre todo dejabas que yo lo fuera. Sé que te importo, que todavía lo hago. Pero yo no es igual, no sé que pasó pero un día decidiste que era suficiente, que ya había entrado demasiado en tu vida.
Y no me extraña, yo tampoco querría soportarme. No sé como me aguantaste tanto. Sin embargo, durante tanto tiempo me pensé grande, enorme... especial, supongo. Se me hace duro ahora continuar caminando sobre mi realidad tejida de autoengaño y prepotencia, no soy nada, y nunca quise asumirlo, no soy especial, ni rara, ni unica, ni siquiera interesante, soy otra gota de agua más, igual que las demás, mi nombre nunca aparecerá en un libro de texto ni se recordará en el tiempo, y nadie repetirá nunca mis palabras ni tarareara mis melodías. Mi camino a la gloria siempre estuvo condenado al fracaso, nunca tuve la capacidad de trascender mi alrededor, ni la tendré. Supongo que la felicidad consiste en parte en esto, en asumir tu mierda de función en la vida, en darte cuenta de que eres una más e intentar por lo menos no cagarla en la pobre responsabilidad que se te ha asignado, y los actos heroicos quedan para los heroes. Todos buscamos siempre sentirnos parte del mundo, sentirnos integrados, y a la vez, distinguirnos, ser especiales y unicos. Yo supongo que hice malas elecciones o sencillamente tengo lo que me merecía, pero ni soy parte de este mundo, ni estoy integrada y encima no tengo nada que me haga diferente. Otra mierda de cabecita empeñada en creerse única. Ahora sí, doy pena.
Pero supongo que algo he aprendido de esto, me he visto como lo que soy y tal vez cuando lo haya asumido pueda encontrar un lugar en este mundo y mirarme al espejo sin darme asco, como ahora.
Yo habría hecho lo mismo en tu lugar, seguramente antes. Sin embargo, siempre me preguntaré porqué, ¿qué cambió de pronto? ¿Por qué fue todo tan brusco? Pero parece que no, que fue todo cosa mía, que yo sola inventé fantasmas e historias de miedo. Siendo así, no consigo explicarme porqué estamos así si me dan igual los blancos y los negros, los puntos cardinales o el menu del día. Importas, todavía importas.
Me pregunto de verdad cómo hice para torcerlo todo en mi contra.
Yo misma me estoy demostrando lo patetica que soy.
Pero sobreviviré, de alguna manera, supongo.
3 comentarios:
Tremenda carta. Muy buena en serio. La mejor, para mí, que te he leído.
pd: errata, en el último párrafo... yo mismo --> yo misma
Corregida esta.
Me alegra que te haya gustado ;)
No se si conoces la sensación esa en la que piensas, ostias, que bueno, que duro, que profundo, que real, y despues sientes frío, se ha acabado, te siente vacío un instante... pues eso. Muy grande...
Publicar un comentario