Aquí en España, los exámenes suponen una prueba de fuego para todos los alumnos universitarios. No se ponen a prueba tanto nuestros conocimientos como nuestra capacidad para trabajar bajo presión. En el último mes antes de los exámenes (y los aproximadamente 20 días que estos duran) todo el mundo se encierra en casa o en una biblioteca con libros o apuntes y dedican todo el tiempo posible al estudio.
No estoy muy de acuerdo con este sistema de evaluación. No se debería de poner todos los conocimientos a prueba en dos horas, con ello no se obtienen resultados reales. En estos días la presión y el miedo es desbordante.
Sin embargo la existencia de los exámenes de esta manera tiene una vertiente positiva. Cuando acaban, se vive una tremenda ansiedad por salir, por relacionarse, por vivir. Al terminar los exámenes lo primero que hacemos es quedar con la gente que queremos, sentimos un ansia tremenda por rodearnos de aquellos a los que hemos echado de menos durante el duro mes y medio de exámenes. Y ese reencuentro tan vital es mágico.
2 comentarios:
Ayer dos compañeras del master al salir de los servicios nos contaron al resto de los presentes entre risas y caras de asombro que habia un preservativo en la basura del servicio, todos jajaja jijiji yo lo vi natural, para que luego digan que no nos dejamos la piel estudiando.
ademas estabamos en la facultad de quimica, seguramente estarian probando alguna reacción química.
No todo el mundo se recluye para los exámenes. Los hay con estilo, que nos dedicamos a jugar al Risk en el aula de estudio... En fin, que recuerdos...
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