13 enero 2010

Japon (II): El alojamiento

En Japón el alojamiento no es barato. Tampoco especialmente caro, todo sea dicho, pero no está tirado de precio. Dado que mi viaje era de bajo (bajísimo) presupuesto lo que permitió que fuese al país del sol naciente fue que Lawrence nos acogiese en su casa.

Lawrence es un americano que lleva 18 años viviendo en Japón. Fue allí de visita festiva con un amigo, le gustó y se quedó. Evidentemente no tenía ni pajolera idea de japonés ni tenía donde quedarse ni nada. Según nos contó sobrevivió muchos meses a base de encontrar gente que le dejaba quedarse a dormir en su casa. Durante los primeros años buscaba cualquier trabajo que se le ofreciese arreglando o limpiando cualquier cosa.

De toda la hospitalidad y ayuda que recibió guarda un recuerdo tan grato que ahora se decidió a ofrecer su casa a gente que lo necesitase. A María y a mi nos dejó quedarnos dos semanas en su casa de invitados. Y gracias a él yo pude ir a Japón, por lo que las palabras de agradecimiento siempre se quedarán cortas para algo así, pero lo cierto es que ojalá el mundo funcionase un poco más de esta manera.

La casa era impresionante. Aquí hay una galería de fotos del interior y otra de fotos del exterior. Por supuesto nosotros nos quedamos, como ya he dicho, en la casa de invitados, que se puede ver en las fotos. Más pequeñita pero teníamos nuestra habitación propia e incluso cocina, eso sí, para ir al baño teníamos que ir a la casa grande.

Tanto Lawrence como Tomoko (su mujer) nos ofrecieron en todo momento la completa disposición de su casa, su ayuda, su atención. Todo. En serio, falta gente así. Espero que algún día vengan a España y pueda devolverles el favor.

Sus vidas la verdad difícilmente podrían ser más interesantes. Tomoko, al igual que Lawrence vivió su juventud fuera de su país. Creo recordar que estuvo en varios sitios pero donde más duro y donde nació a su hija Amarai fue en Ibiza, donde vivía la vida hippie junto a su novio, un español. Una vez nació su hija cambió todo y se vio obligada a dejar al vago de su novio y volver a Japón. Allí conoció a Lawrence aunque nunca supe cómo.

Lawrence por su parte antes de ir a Japón estuvo en Alemania viviendo varios años, también en Francia, y parece que también en el 50% de Estados Unidos.

Gente de mundo. Y yo, muerto de envidia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que casa!!!!! me muero de envidia!!!! es preciossisisisima!!!!
Que envidia de viaje primo! que guay!

Un beso grande