Ayer, mientras caminaba por la calle, un chaval de unos 3 o 4 años venía en dirección contraria a la que yo seguía, al llegar a mi altura, se paró, me miró con timidez, una mirada cargada de cierta fascinación, curiosidad y respeto.
Hola,
dijo
y se fue.
A veces basta bien poquito para que a uno se le dibuje una inmensa sonrisa en la cara.
4 comentarios:
Tendría miedo de ti y pensaría que si te saluda le perdonarías la vida ¬¬
k bonito momento! yo nunca los vivo porque los niños notan que no me molan mucho, jajajajajaja
Una cosa que te leo, y que puedo decir...Me ha pasado, e incluso mejor. El niño en cuestión me saco la lengua,y me sonrio. Y estuve de buen humor durante una semana.....
A veces la humanidad no es lo mejor, pero a veces tampoco es lo peor. Tiene su magia.
Los niños son así, hacen las cosas porque sí, porque les apetece... Habría que tomar nota más a menudo
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