11 enero 2010

Japón (I): El viaje de ida

Me levanté a una hora razonable (las 12 o así), acabé de preparar las cosas, comí pronto (para tener el estómago despejado), me preparé unos sandwichs, me despedí de Adri y nada, salí de casa. Me esperaban mas de 30 horas de viaje ante de llegar a Osaka. Una paliza, pero con ganas.

Es importante mencionar que antes de salir llevaba una semana (o así) preocupado, porque soy un desastre, todo el que me conoce lo sabe, se me olvidan cosas constantemente y desde luego soy la persona menos indicada para darle responsabilidad en nada. Un viaje tan largo, con transbordo, a otro continente, completamente solo... me daba miedo de lo que podría ser capaz. No me doy seguridad en estas situaciones. Vamos, que estaba acojonado. Lo preparé todo concienzudamente, y al salir, no se me olvidó nada. Salí con mucho tiempo, que no hubiera ninguna posibilidad de cagarla.

Directo desde casa a coger el autobús. La primera opcion era coger el 10 e ir directo para la estación pero Adri (con razón) me sugirió que no era buena opción, que el 10 pasa poco con el camino de ronda cortado. Descartada, no vaya a ser que se retrase más de media hora y toda la ventaja no sirva de nada. La segunda opción es coger el 4 y luego en la Caleta coger el 3. Opción perfecta, son los dos autobuses que más pasan de Granada (junto con el 33).

A partir de aquí empieza una sucesión de calamidades interesantes. En la parada del 4 los monitores dicen que le queda más de 15 minutos. Mierda, si tarda, por ejemplo, 20 minutos, estoy jodido porque a poco que tarde el 3 más de la cuenta ya voy apurado. Pues ale, a tomar por culo, a cargar con la maleta y la mochila hasta la parada del 3, no es tanto, es asumible. Una vez llegado a la parada del 3, sorpresa, a este le quedan más de 15 minutos para llegar. ¡Pero qué cojones pasa aquí! Normalmente el 4 y el 3 pasan en intervalos de 10 minutos como mucho. Pues nada, si esperase y el 3 tardase, por ejemplo, 20 minutos, podría llegar a tiempo, pero ajustadísimo, y como haya tráfico la hemos liado. Nada, descartado. Me resigno y a caminar hasta la estación (y encima habiendo dado un rodeo). Empieza a llover, tocate los cojones. Como soy un muchacho previsor, hago todo el camino siguiendo la ruta del 3, por la acera en la que debería pasar por si le diera por pasar y me ahorrase caminata. Claro está que hay una distancia entre paradas. Cuando estaba a medio camino entre dos veo que se acerca un 3 (¿ya? ¿no le quedaban 20 minutos?) y yo estoy a esa distancia justa de la parada en la cual no te da tiempo a llegar pero si lo justo para quedarte con la miel en los labios. Maldigo mi suerte y una vez en la parada me planteo esperar el otro 3 o incluso el 33, que ya estaba en esta ruta. No me convence la opción, 3 acababa de pasar y dejarlo todo en manos de 33 no me gustaba. Sigo caminando. Me adelanta un 33. Cagüenlaostiaputa. Resignado cruzo la acera para dirigirme mejor a la estación, los dos autobuses que me valían acaban de pasar, ya no me queda más que seguir caminando. Pasa un 3 dos minutos después. MuerteatodoslosputosconductoresdeautobusesdeGranada. Pocos minutos después pasa otro 33. Ya me da igual, estoy inmunizado.

Llego a tiempo, claro (para algo había salido tan pronto) pero empapado y cansado, mal comienzo de cara a lo que me espera.

Entro en el autobús y suena la radio. Suenan las noticias, han cancelado todos los vuelos de una compañía aérea. No dicen cual (luego sabría que era Air Comet o algo asi). ¿Pero esto que es? ¿Está todo el mundo entero en mi contra? ¿No voy a poder tener un viaje tranquilo? Bueno, venga, espero que me pongan una peli decente en el bus y a tomar por culo la radio. Desde luego los eventos no me dan seguridad.

Pues resulta que el bus tiene más años que el sol y no hay modo de conectar los auriculares... suputamadre. A escuchar la peli por los altavoces del bus y encima la ponen en calidad TS-Screener descargada de la mula. Que le den.

Finalmente en Madrid, metro al aeropuerto. Resulta que Jose al final no se va a poder quedar conmigo toda la noche así que me toca pasar la noche en el aeropuerto solo. Putamierdaostia. De todas maneras es agradable verlo un buen rato. Me sube el ánimo.

En barajas me encuentro un cuadro digno de ver. Gente durmiendo en todos los sitios y en todas las posiciones imaginables. Digno de hacer un reportaje fotográfico, el cual al final no me atreví a hacer. Tras 6 horas de espera en el aeropuerto embarco en el avión. De momento he llegado al segundo checkpoint. Una vez en Paris no me cuesta encontrar la puerta de enlace para mi siguiente vuelo, me quedan 4 horas de espera. Intento dormir, pero por los altavoces empiezan a llamar insistentemente a alguien para que recoja su maleta, algo que no me traía muy buenos recuerdos. Encima tienen cerrada una zona y hay varios militares por ahí desperdigados. Chungo. Una hora después se oye una explosión. Algunos creen saber lo que es (no alcanzo a oírlo) y no le dan importancia. Prefiero no dársela yo tampoco.

Me meto en el avión sin problemas. Checkpoint 3 y ya sólo me queda llegar a Japón. Un poco más de 10 horas de viaje. Paciencia. En el avión tengo una pantallita para mí sólo y una biblioteca con pelis, series y demás. El viaje se hace más agradable gracias a eso. Y no es tan largo, la verdad. Aún así llego agotado.

Una vez en Japón sigo a la multitud hasta que me encuentro con un japo que me pide que le entregue un cuestionario que nos habían dado en el avión, lo hago y me dice que si no relleno el campo "lugar de estancia" no me dejan pasar. Al fin algo de normalidad, ya sabía yo que en algo tenía que cagarla, no no tengo ni idea de cual es la dirección en la que me voy a quedar. Intento llamar a María repetidamente. No me deja por alguna razón. Me desespero. A la única japonesa que parece hablar inglés no se le entiende bien y yo estoy en mitad de un sitio lleno de dibujos en los carteles sin enterarme de nada.

Finalmente, tras tres cuartos de hora consigo contactar con María que me manda la dirección por sms. Consigo salir. En la salida me espera María.

Respiro.

3 comentarios:

Robert dijo...

Uno! Que no pare ninguno! Dos! Me alegro de que retomes esto del blog! y tres! Era impensable que un viaje de 30 horas con nosecuantos paradas y cambios de avion fuera como la seda ;)

Anónimo dijo...

Un viaje sin contratiempos y, sobre todo, con esas sonrisas ante tu propia desdicha, no es un viaje memorable.

¡Que sigan los artículos!

Adrián dijo...

Señor Tai, para referencias futuras, acuérdese usted de que los formularios esos se miran pero no se leen.

Vaya, que uno puede poner que vive en la calle Buenavista, 9, 9º B, que ellos no lo van a mirar. Y una dirección que nunca falla: Embassy of Spain.

Luego sigo leyendo, que me llaman para la cena (barbacoa en la azotea de la resi!).