03 noviembre 2006

Empapados

Ahí fuera
se diluyen las estelas
y todo el mundo se pierde
y nadie se detiene,
todo el mundo se moja
y mete los pies en los charcos.

Ahí fuera
llueve a cántaros
como si acabase el mundo hoy
y nadie se molesta siquiera en mirarse a la cara
a decirse una o dos verdades
o endeudarse un abrazo.

Tras la ventana
el mundo se reparte la soledad en montones de a diez
mientras yo
me la quedo toda para mí
sin repartos
esperando a que fuera salga el Sol

2 comentarios:

Löla dijo...

Hoy precisamente iba por la calle y me ha sonreído un chico y me ha saludado, y me ha alegrado la mañana.
Las calles llenas de gente se me vuelven muy frías, parecen únicamente problemas andantes.
A veces una sonrisa de un extraño actúa haciendote más feliz que las miles de sonrisas falsas de la gente de todos los días.

Iréz dijo...

Estoy con lola, veo a un chico todas las mañanas(me ailovea lo sé). Y me llama mogollón la atención, y cuando me lo encontré por la calle un día cualquiera de una tarde cualquiera, me sonrio y me saludo al reconocerme. Me alegro el día, la tarde, y la noche. Es todo un placer saludar a gente que no conoces ,y que te saluden con una sonrisa por vestido.

PD:Saltar de charco en charco, mola mil