28 abril 2006

Viajando a ninguna parte

Las huellas del destino inexistente se niegan a mostrar la senda que han de seguir mis pasos. Lleno de difuso silencio el jergón de las verdades y me aferro a la inseguridad de las incertidumbres. Cada paso borra la huella del anterior y no me importa la posibilidad de caminar en circulos alrededor de mis errores, no dejaré migas de pan para recordar las piedras en las que tropecé. Me basta una caricia de viento en las manos para repartir mis sonrisas.

No quiero que nada dibuje mi futuro. Me muevo por mi mismo, adonde me lleven mis pasos adonde me lleve el viento. Mientras no me falte el aire, mientras no me falten los sueños, viviré del oxígeno que se desprende de los aires de desconcierto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada miga de pan es arrastrada por el viento, cada círculo que haces en torno a tus errores se evapora tras una suave brisa.
LLena de aire tus pulmones y disfruta la sensación de ser invadido por aquello que en cierta manera condiciona nuestras vidas.

Anónimo dijo...

Los mejores viajes siempre son a ninguna parte...